"Es cierto que es de lo más común encontrar, en Francia y en cualquier otro lado, un campo de amapolas bien delimitado o, en algún rincón del bosque, al pie de ciertos árboles, una colonia de hongos, que el aficionado viene regularmente a recoger cuando llega la estación, pero en los campos estrechos y muy parcelados del campo europeo, esos agrupamientos no tienen la gracia un poco conmovedora de las colonias de lirios, de nardos o de verbenas del campo argentino: perdidas en la vastedad de la tierra chata, hacen pensar en criaturas abandonadas que se acurrucan unas contra otras para no desaparecer en lo inmenso"
El río sin orillas - Juan José Saer
El río sin orillas - Juan José Saer
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