15.4.07

Un café, por favor


Pienso…
me pregunto…
¿Seguirás tomando café por las mañanas? Era horrible, pero como iba a decírtelo si veía con el esfuerzo que lo hacías para que nos gustara a los dos, y mientras vos criticabas el resultado-café que habías conseguido, yo me reía y en ese momento te amaba un poco más.
Vos, el café y yo, al fin y al cabo no era tan trágico,
bastaba con probarlo y dejar las tazas sobre el piso de tu habitación para que hagas sonar la guitarra y te enojaras porque tus alumnos la habían dejado así de desafinada,
y yo, me volvía a reír.
Me pregunto, si cuando llueve seguís en compañía de esa guitarra, tocando todas esas canciones que no llegué a oír, esas canciones que guardaste para vos, esas que vuelan por debajo del amor.
Así pasó fugazmente nuestro invierno entre tazas de café y una guitarra desafinada, entre música y lluvia, entre besos y cigarrillos y amor y odio y locura y…
Cuando llegó la primavera sentí que llegaba el fin de algo, las flores me hacían estornudar y los árboles otra vez se llenaban de color, era una señal que algo nuevo iba a surgir, y así, deje tu guitarra y tus besos agrios y tu café mal preparado y…
Y te dejé… sin explicación alguna, o en realidad, sin explicación que pudiera conformarte, me decías que estaba loca y llorabas, yo también lloraba, éramos dos locos lindos envueltos en lágrimas.
Después empezaste a gritarme, tiraste tu guitarra al piso, y al escucharla caer, sentí que ya no te amaba como antes, algo había cambiado y esa primavera me lo había avisado.
¿Qué nos paso?
Entonces me pregunto si en verdad te amé como pensé que lo hacía, o si era amor hacia tu horrible café y tu música desafinada… no me entiendo, mi amor, y así es imposible que me entiendas vos a mí, imposible que sientas lo que siento, imposible que lo sepas.
Me fui de tu casa sabiendo que nunca más iba a verte, pero queriendo hacerlo.
No te dije eso antes que abrieras la puerta y solo me animé a mirar el piso, quizás porque me hubieses gritado una vez más que era una mina contradictoria y que no sabía lo que quería; o tal vez me hubieses besado, y eso hubiese sido peor…
La puerta se abrió y tan rápido como lo hizo se cerró, cerrando tu mundo, ya en ese momento separándolo del mío, creando distancia.
Estuve parada un buen rato delante tu puerta, esperando que salgas o pensando que si no hubiese dicho nada, hubiesemos estado tomando café, observando las gotas que caían en tu ventana y riéndonos quien sabe de que....
Ya todo era inútil, no sabía que había hecho, pero te había dejado y no podía volver, entonces caminé hacia ningún lugar pero sabiendo que alguno me esperaba, mientras la lluvia invadía Buenos Aires de una manera tan dulce que me hizo llorar.
Me senté en el bar que solías llevarme y escribí......
Pienso…
me pregunto…
¿Seguirás tomando café por las mañanas? Era horrible, pero como iba a decírtelo si veía con el esfuerzo que lo hacías para que nos gustara a los dos.....

No hay comentarios.: