y ya pasaron años y años y sigo escuchando tu vocecita y me tiembla la panza, el intestino grueso, los riñones, suena el celular y corro porque se que sos vos y después la puta madre se cortó y yo no tengo crédito como siempre, y entonces no se cuando te voy a escuchar de nuevo, de repente suena otra vez y está tu nombre ahí, del otro lado, del otro barrio, del otro plato, porque estás por comer también, y hablamos dos segundos, a la mañana en francés medio desparejo, te bajas y lo mandás al diablo, encima que te gusta el fulbo, el día es largo, tedioso a veces, y yo te encuentro a la noche, casi corriendo subo las escaleras, y sonrío, y me tiembla, todo.